Una reciente intervención ha dejado libres las murallas de la calle Luis Vives, al eliminar unas antiguas cocheras a ellas adosadas.
Ahora refulgen casi con todo su esplendor de arena y piedra milenaria, a pesar del inevitable paso del tiempo.
Es posible pasear a su alrededor, sin que nada lo entorpezca. Así hice en una reciente visita, agradable paseo que me transportó a la imagen de una ciudad cercada de torres y muros, de la que hoy quedan muy pocos vestigios.
Hacen bien las instituciones, ayuntamiento y gobierno autonómico, en ocuparse de ellas. Nuestro patrimonio sale ganando y al ver como reviven las viejas piedras uno no puede menos que sentirse contento.
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