miércoles, 18 de junio de 2025

El traje de cristianar

Escondido en los más recónditos altillos de nuestros corazones, silencio de amarillo color que no daña a su blanca pureza inmaculada, sino que lo protege y mantiene a resguardo, allí, se ha conservado. Tradiciones que pasan de madres a hijas, de abuela a nieta. Agazapado en el runrún callado del tiempo inexorable, hoy revive en toda su pristina belleza, divinas manos lo han lavado. La ocasión lo merecía, el bautizo de Vega; la ropita que allá por los sesenta del siglo pasado Paquita cosió con toda su ternura delicada para los vástagos de su estirpe, que sirvió también para los nuestros, los Toribio Moreno, una familia. Recuerdos de Andújar en santa María para Eugenio y de Sanlúcar de Barrameda, en el Carmen para Anita y Manu. Han pasado solo tres días, de tu percha descansas en la penumbra, muy pronto refugiado en un armario contra el hambre malsana de los minutos y las horas. Dispuesto de nuevo a ser usado, cuando otra vez la ocasión así lo pida. Escondido en los más recónditos altillos de nuestros corazones, pasarán otra vez los años, pero tú estarás siempre dispuesto de nuevo a ser usado

martes, 17 de junio de 2025

El príncipe obispo

Una carta del historiador Antonio Jaén Morente, escrita desde el exilio quiteño allá por 1951 y dirigida al archivero cordobés José de la Torre y del Cerro, nos pone tras la pista de un interesante personaje, don Cristóbal de Castilla y Zamora (1617-1683). Nacido en Lucena, llegó a ser arzobispo de Charcas en la actual Bolivia y fundador de la Universidad de Huamanga en Ayacucho. Se le ha venido considerando como hijo natural del rey Felipe IV pero documentación del Archivo Histórico Nacional y del Archivo de Indias nos confirman que es hijo del también lucentino Diego Pablo de Castilla. Por la labor de algunos historiadores se conjetura que pudiera ser descendiente de una línea bastarda del rey Pedro I el Cruel.Hombre de claroscuros, defensor de los indios ante los abusos de los españoles, sobre todo en el trabajo en las minas pero también durante un tiempo fiscal de la Inquisición, que tuvo mucho que ver con la muerte de muchas personas, en un claro ejemplo de intolerancia religiosa.

domingo, 1 de junio de 2025

Un chelín para el rey

La reciente lectura de la colosal biografía de María Jesús Pérez Martin, "María Tudor, la gran reina desconocida" me retrotrae a la Inglaterra del siglo XVI. He disfrutado mucho con la lectura de libros y visionado de películas sobre este período que viene marcado por la personalidad de grandes reyes y reinas: Enrique VIII, Catalina de Aragón, Ana Bolena, María Tudor y por fin Elizabeth, la reina virgen. Hace no mucho tiempo tuve ocasión de departir con el escritor inglés afincado en España, Gilles Tremlett, quien no dudabe en referirse a esos años como el primer Brexit. Pero María Tudor forma parte también de nuestra historia, su matrimonio con el futuro rey Felipe II, entonces un joven y apuesto príncipe del que se enamoró locamente, la tía del sobrino, pues era prima de Carlos V. No podemos decir lo mismo de Felipe, que aceptó este enlace como una cruzada, un designio de su padre para volver ala rebelde Albión al seno de la Iglesia Católica y a la alianza política y militar enttre las dos naciones.
Un falso embarazo, el abandono forzado por tareas militares del consorte, la violencia desatada contra los protestantes...todo ello vino a sumarse a una vida ya dura y triste, que sufríó en su juventud las malvadas maquinaciones del padre y de su entorno y que aunque gozaba de la simpatía del pueblo, tuvo numerosos enemigos entre los más poderosos de la isla. .