lunes, 25 de noviembre de 2019

Magallanes

Viví quince años en Sanlúcar de Barrameda, principio y fin del mundo.Allí  oí hablar de este nauta
 luso, que se puso al servicio de Carlos V para  trazar una ruta hacia la Especiería, que conllevaba un viaje de circunnavegación del globo terráqueo.Leí el libro de Zweig, conocí la aventura del submarino Tritón que en los años sesenta del siglo XX siguió sus pasos a través de los océanos. La aventura de aquellos intrépidos marinos, sigue despertando mi admiración; pero, náufrago de mi mismo, remonté el río hacía Cordoba y perdí el mar, la playa, el poniente soplando en mi cara y la fragancia del vino en las bodegas.Pero nadie me puede impedir soñar ser un grumete, que se ha colado en los barcos, para emular a Pigafetta y escribir de nuevo la crónica de aquellos héroes.

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