jueves, 8 de junio de 2023

Pedro Galera

En 1978, tuve la fortuna de contar entre mis profesores, en aquella época en que cursaba la carrera de Historia-como se decía entonces- en el Colegio Universitario de Jaén, a don Pedro A. Galera Andreu, que nos impartiría la materia de Historia del Arte.

Don Pedro es un sabio, sus clases con aquellas diapositivas tan bien seleccionadas y comentadas, eran un libro abierto.No sé si alabar más su capacidad de análisis de las obras de arte o la contextualización social e histórica que hacía de las mismas.

Estaba preparando su tesis doctoral sobre la arquitectura de los siglos XVII y XVIII en Jaén; por cierto que conservo un ejemplar de la primera edición en Granada, donde por error apareció con el nombre de Antonio en vez de Pedro.

Hace poco he vuelto a su lectura, para preparar una visita a Jaén con mi amiga, la profesora francesa Michele Darmon. Su descripción detallada del proceso constructivo de la excelsa catedral giennense aún esta plenamente vigente y nadie mejor que él lo ha hecho.Me lo imaginé entre los muros del noble templo, en franco diálogo con Vandelvira, Aranda Salazar o López de Rojas.Iluminado siempre por Luz, su compañera de la vida y de tantas empresas, pergeñando viejos legajos en su archivo, elucubrando nuevas hipótesis interpretativas.

Pedro es un maestro en su oficio.

Parece que hasta estaba predestinado con su nombre de pila y él se hace piedra de estos monumentos tan nuestros.

Ahora, he tenido la ocasión de volver a ser su alumno y nada menos que en Andújar, mi pueblo.

Aún recuerdo su magnífica conferencia sobre "Riqueza monumental de la ciudad de Andújar", en el Ateneo allá por los ochenta del pasado siglo,


que tuvo un carácter pionero y tantas sendas abrió para otros estudiosos del patrimonio local.

No lo veía desde el año 2013.Dudé en ir, me daba un poco de vergüenza.Mis manos están casi vacías y solo soy un profesor jubilado y un soñador de poeta, pero recurrí al que siempre me ayuda desde que vivo un poco huérfano, en esta Córdoba lejana y sola.Don Antonio Jaén Morente, el historiador cordobés, me sacó del apuro y pude ofrecerle un humilde presente.

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