miércoles, 13 de noviembre de 2024
Fernández de Lugo
He tenido ocasión de volver a Sanlúcar de Barrameda, donde transcurrieron quince años de mi vida, diez de ellos compartidos con Ana y nuestros hijos. Aquí seguimos teniendo grandes amigos, antiguos compañeros del instituto, personas conocidas y muchos antiguos alumnos.
Me apasiona la historia de esta urbe, pasear por sus calles y plazas, detenerme delante de las casas de los cargadores a Indias, contemplar los viejos escudos. Y como no acercarme al río, al puerto, al pinar, a las salinas. Todo un compendio de una geografía vital, toda una auténtica odisea emocional ir en busca del tiempo perdido.
Los sabores del ayer, las noticias de hoy y siempre el aroma del vino.
En una iglesia pequeña, más bien una capilla,don Alonso Fernández de Lugo descansa después de tantas aventuras, de luchar contra los guanches y conquistar las islas que dieron en llamar afortunadas. Todo ello en nombre del rey que tuvo a bien concederle para sí y su descendencia, no un título nobiliario más sino un importante cargo, Adelantado, escrito así con mayúscula que suena mucho más rotundo.
Ajolá como dicen allí, encuentre una nueva ocasión para volver a este santo lugar, del que nunca me fui pues mi corazón dejé allí junto a un beso robado y perdido.Y es que siempre he tenido claro que no es posible borrar el pasado.
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