lunes, 27 de agosto de 2012

Un verano en Francia

Les 50 ans de la loi Malraux
Por Manuel Toribio García

  Este año, las vacaciones han sido especiales, nada menos que 21 miembros de la cordobesa familia Moreno, nos hemos desplazado a Francia acompañados de la entrañable profesora Michele Darmon. A lo largo de diez días hemos visitado Saint Jean de Luz, Sarlat, Lascaux,Amboise,Chenonceau, Sancerre, la Charité sur Loire, Vezelay, Beaune y Dijon.
  En varios de estos lugares nos hemos encontrado con el recuerdo de Malraux, el que fue ministro de Cultura bajo la presidencia de De Gaulle entre 1959-1969.Escritor de prestigio, autor de "La condición humana" y famoso por su intervención en la guerra civil española.
   En Sarlat, en un señorial palacio justo al lado de la catedral , pude visitar la exposición conmemorativa del 50 aniversario de la ley de patrimonio que Malraux consiguió aprobar el 4 de agosto de 1962 destinada a la conservación de las ciudades históricas galas y conocida como la ley de los sectores salvaguardados en su traducción literal, la cual venía a dar una nueva dimensión a la protección y a la puesta en valor del patrimonio, respondiendo a un doble objetivo: patrimonial y urbano. Se trataba de conciliar dos imperativos:"conservar nuestro patrimonio arquitectónico e histórico y mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los franceses" en palabras del propio Malraux.
  En 1964, Sarlat se convierte en uno de los primeros en aplicarla junto con Lyon, Avignon,Troyes y el Marais parisino. Comenzó entonces un verdadero renacimiento para la villa, que se vió poco a poco metamorfoseada. No sólo se ha salvado un riquísimo patrimonio, sino que la vida económica y social está dinamizada por la modernización de edificios, de tiendas y de espacios públicos. Doy fe de ello, pues en mi paseo  por sus callejas el pasado 7 de agosto observé la pujanza de la misma con las riadas de turistas que la poblaban, visitaban sus monumentos o se paraban a comprar los productos típicos del Perigord.
   Gracias a Malraux, se cimentó una consolidación de lo genuinamente propio y comprendí como el país vecino es la primera potencia en turismo, sobre todo cultural. La ley también se extiende al urbanismo, considerando que la dinámica de la ciudad debe apoyarse sobre la urbe preexistente y constituyó una sabia respuesta a la rápida degradación de los cascos históricos en la posguerra. Malraux actuó incluso a contracorriente de las ideas urbanísticas del momento, que preconizaban ciudades abiertas con amplias vías de comunicación, numerosos espacios públicos y donde la luminosidad tenía gran importancia. Mientras que los conglomerados constructivos de la ciudad vieja, donde los edificios se superponen sobre pequeñas callejas en la que sólo es posible la circulación peatonal, no gozaban de buena fama y su degradación preconizaba su desaparición.
   La ley proporciona los instrumentos financieros y jurídicos que favorecen la restauración de los elementos arquitectónicos, tanto interiores como exteriores, reforzando la calidad e identidad de estos centros y sus barrios .Con estas medidas, que dejan la planificación urbana bajo el total control estatal y municipal, se logra frenar la especulación y además de conservar, también se ha podido poner en marcha una red de servicios públicos y lograr un cierto equilibrio en las actividades económicas.
  La experiencia vital de Malraux le llevó a ser testigo de grandes acontecimientos históricos.Su anticapitalismo visceral tiene motivaciones personales, pues su padre era un agente de bolsa que se suicidó en el Crack del 29.Su anticolonialismo hunde sus raíces en sus aventuras arqueológicas en Indochina, su antifascismo en la guerra civil española y la guerra mundial...pero luego tuvo que vivir el mayo revolucionario francés que no comprendió bien y supuso el fin de su carrera política pero aunque fuera sólo por esta ley ya merece un lugar de honor en la historia contemporánea de Francia.
 

2 comentarios:

  1. Qué atractivo, qué envidiable todo lo que explicas. Aparte de compartir vida y arte con la familia (no siempre es fácil), lo más envidiable de todo es comprobar que hay pueblos que valoran el patrimonio y habilitan procedimientos efectivos para su puesta en valor (mejor "valoración"; esta manía de alargarlo todo...). Ojalá nuestros "queridos" dirigentes fueran capaces de comprender la importancia de considerar todo esto como una inversión y no como un gasto. Aunque no valoremos nuestro patrimonio en primer lugar, invertir en él es beneficioso para todos.
    Bienvenido al nuevo curso.

    ResponderEliminar
  2. Tienes razón, Manolo.Da envidia,cuando viajas por La France, ver lo bien organizado y conservado que tienen su patrimonio.¿Por qué, en nuestro querido país, que no está falto de un rico patrimonio histórico-artístico, no somos capaces de ver lo rentable que resulta restaurar, que es lo mismo que decir invertir?U(n abrazo. Vidal

    ResponderEliminar