viernes, 21 de septiembre de 2012

En América (I)

Un viaje a New York
Por Manuel Toribio García
El 14 de Abril de 1934,el periódico “Sanlúcar” publicaba la noticia de que el bodeguero local Marcelo Florido partía con destino a gran metrópoli norteamericana con el objetivo de establecer negocios de ventas de vinos en los Estados Unidos. No es esa la única noticia que encontramos en la prensa sanluqueña sobre las enormes expectativas que el mercado de esa gran nación suscitaba entre los empresarios vitivinícolas locales, sobre todo en el nuevo marco legal establecido tras la supresión de venta de bebidas alcohólicas en USA.
   Hay que recordar como en 1920 se había prohibido el comercio de las  mismas por medio de la Enmienda nº 18 a la Constitución. El país se dividió en dos, los partidarios de esta medida conocidos como los “dry” o secos y los contrarios a ella, los “wet” o húmedos. Estos últimos seguirían consumiéndolas, lo que supuso el contrabando, el gangsterismo y la acentuación de la delincuencia.
  Pero , el 5 de diciembre de 1933, tuvo  lugar la abolición del prohibicionismo dentro del clima político del New deal, es decir el paquete de medidas legislativas con las que el presidente demócrata Roosevelt trataba de acabar con la gran depresión económica originada por el hundimiento de la Bolsa de Wall Street en Octubre de 1929, que había traído para el país el paro y la miseria general. A partir de esta nueva situación, nada tiene de extrañar el hecho de que aparezcan en las páginas de “Sanlúcar” continuas referencias a la necesidad de hacerse con una cuota de ventas en ese próspero mercado, donde había que competir con otros vinos europeos, lo cual tampoco era una novedad pues ya en el libro “Otra vez la manzanilla”, Manuel Barbadillo, reproduce un documento de 1846 en el cual el agente comercial Philipy consistente en una carta al bodeguero Ñudi quejándose de lo difícil que resultaba introducirse en ese mercado debido a la competencia de los vinos franceses y alemanes.
   Asi el 10 de enero de 1934 se publicaba el artículo titulado “Nuestros vinos en los Estados Unidos”, en donde se hacía eco de las presiones que la federación de criadores Exportadores de vinos de España hacían al gobierno de España que se ampliase el contingente que los yanquis habían asignado para la entrada de vinos hispanos en su territorio: 39.500 galones (el galón  es una medida anglosajona para los líquidos, equivalente a 4,5 litros), por lo cual las exportaciones se consideraba que iban a ser muy reducidas.se pedía un arreglo provisional entre ambos países a la espera de la firma de un tratado permanente que regulara las mutuas relaciones comerciales. Pero los estadounidenses pedían contraprestaciones, es decir, que se permitiría la entrada de mayor cantidad de vino siempre que a cambio el gobierno de la República española aceptase una mayor cantidad de productos made in USA, especialmente tabaco, y ahí radicaba  el problema pues no había acuerdo.
   Además, los bodegueros españoles se quejaban  de que a la hora de vender nuestros vinos dentro del límite de una cuota establecida, no  se tuviera en cuenta que muchas casas extranjeras desde puertos foráneos a los hispanos se dedicaban también as vender vinos de procedencia esñola, especialmente sherry y por lo tanto, pedían que no se les encuadrara a éstos dentro del cupo.
    El 12 de Marzo de ese mismo año, el “Sanlúcar” publicaba un nuevo artículo titulado “la importación de vinos españoles en los Estados Unidos”, donde se indicaba que pocos días después, el 30 de abril, expiraba el plazo concedido para la venta de nuestros afamados caldos en Usa.
   Pues bien, en esta coyuntura se produjo el viaje al que hicimos alusión en el comienzo de este artículo y así sabemos que en el ya citado periódico local se publicó esta noticia:”A Nueva York, desde el puerto de Gibraltar con rumbo a esa ciudad ha partido el 12 de abril el joven don Marcelo Florido, en viaje de negocios representando a la importante casa vinatera local, señores Florido y Compañía, de la que es socio su señor padre”. No encontramos más noticias  sobre este viaje, pero no hemos querido dejar la ocasión de darlo a conocer, sobre todo hoy que las exportaciones de vinos de Jerez a USA no paran de menguar y desde los 564 hectólitros vendidos en 1995 se está llegando hoy a cifras mucho más bajas.

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