lunes, 3 de junio de 2024

Madridista

Soy seguidor del club blanco por amor a una persona, mi padre y amor a una ciudad, Madrid. Aficionado al club local, el Iliturgi CF, histórico de las divisiones inferiores, a través de la radio, de los noticiarios documentales (el NO-DO) y luego de la televisión, mi padre era un aficionado merengue de los pies a la cabeza. De tal palo, la astilla. Recuerdo la Copa de Europa de 1966, la del equipo ye-yé, cuando mi padre y mis dos hermanos mayores fueron a verla a casa de mi tío Pepe Santos y consideraron que era demasiado pequeño y me dejaron en casa. Como ganamos, poco me duró el enfado.En seguida, las estampas de futbolistas que coleccioné con pasión, a pesar de que mi madre decía que era espinchacar el dinero o aquellas láminas con los mejores ases del balón, que salían en el periódico que compraba mi padre, como ahora el Marca publica esta ilustración que me sirve de imagen. Y de Madrid qué decir.Para un niño de Andújar cada viaje a casa de mis primos, los García Guerra era una aventura. Una ciudad única que desde el primer momento me cautivó. Con ellos fui por primera vez al Bernabeu, a ver nada menos que el derbi de la temporada 1971-1972 que ganamos con el solitario gol de Aguilar. Castellana abajo, el claxón y nuestros gritos, la bandera blanca asomada por una de las ventanillas, eramos unos locos, pero la ocasión lo merecía. Después asistí en varias ocasiones al estadio, en los Trofeos Santiago Bernabeu, en algún que otro partido de la Liga y el año pasado a la Semifinal contra el City. Del otro Manchester, el United, recuerdo cuando nos eliminaron en el 68 por obra de ese genio que era George Best. A través de la tele fui testigo de las remontadas históricas que nos llevaron a un título nuevo, la UEFA Cup, pero también derrotas como aquella final de la Recopa con el Aberdeen de Ferguson. Después, la Quinta del Buitre, los Galácticos, los Zidanes y Pavones y siempre, siempre el Madrid. El presidente dijo en la celebración de la 15 que el mérito era también de todos los trabajadores del Cub y me emocioné, pues mi hijo, desde enero de 2023 es uno de ellos. También de todos los aficionados, de mi hija y sobrinos, de mis amigos:Vidal, Andrés, Pepe, Julián....de todos los que seguimos estos colores.No hay una explicación racional, todo es puro sentimiento o quizás la pervivencia de la infancia, que debería ser siempre la patria feliz de todo ser humano. Entiendo a los que siguen a otros equipos, felicito al Borussia por su magnífico partido y ojalá pudieramos ganar todos. ¡Hala Madrid¡

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