sábado, 16 de junio de 2012

En Carcabuey


Recordando a Antonio Luque Ballesteros
Por Manuel Toribio García
 

  Reproducimos a continuación el texto de la intervención en la presentación del último libro de este profesor. En primer lugar quiero expresar la enorme satisfacción que siento por poder participar en este acto de presentación del último libro de Antonio .Quiero dejar también constancia de mi agradecimiento al Ayuntamiento de Carcabuey por haberme invitado y a Margarita por haber pensado en mí para estar hoy aquí.
   Antonio Luque Ballesteros encuentra aquí en su pueblo natal, el marco idóneo para hablar de su obra, pues si bien su trayectoria vital y profesional transcurrió la mayor parte en Cataluña y en la ciudad de Córdoba, hay en él un continuo retorno a su tierra, a la tierra de esta población de las Subbéticas que le vio nacer y en la que desde muy pequeño observo como el hombre con su trabajo iba modelando la tierra. La tierra, siempre la tierra, la labor agrícola, el campo, la tierra como un continuo ritornello que marco los trabajos y los días de este intelectual serio y comprometido que fue Antonio.
    Yo lo conocí al comienzo del curso 2000-2001, cuando ocupaba el cargo de asesor del ámbito cívico-social del CEP Luisa Revuelta. Recuerdo que yo estaba recién llegado a Córdoba y él vino a mi instituto  para presentarnos sus proyectos. Luego tuve ocasión de seguirlo en muchos de los cursos que organizó: Recursos multimedia, Renovación pedagógica de las CCSS, Hª y Gª de España de 2º Bachillerato, El entorno urbano cordobés como recurso didáctico, la Hª de Córdoba y sobre todo el que organizó en 2006 y que tuvo una magnífica aceptación  sobre Repensar la Guerra Civil española en su sesenta aniversario, donde consiguió que vinieran a Córdoba los mejores especialistas del tema, sin olvidar tampoco alguna que otra incursión en el ámbito del voluntariado social con un curso sobre las posibilidades didácticas de la labor de las ONGs.
    Por un azar del destino sustituí con carácter provisional y efímero a Antonio en estos menesteres tras su dimisión en Octubre de 2006, ya no se incorporó a sus destinos como profesor, primero en el IES ALHAKEN II y luego en el IES Góngora, pues estaba ya seriamente enfermo y además recuerdo que en mis visitas era mejor no mencionar nada relacionado con la administración educativa, pues  las experiencias vividas lo habían dejado muy tocado.
     Encontró consuelo, quizás no todo el que necesitaba, en su compromiso a través de su presencia en el ecologismo político de Los Verdes y sobre todo en su obra historiográfica. Una obra que venía siendo desarrollada desde muy atrás, y que culminó con su tesis doctoral defendida en 2002 en la Universidad de Córdoba sobre “Las instituciones y la divulgación agronómica en Córdoba y provincia 1780-1860”.De aquel esfuerzo , realizado en el seno del Grupo de Historia Social Agraria, surgieron estos tres libros que constituyen una magna trilogía, una obra coral que comienza en 2004 con “Entre el vapor y el arado romano. Élites, instituciones y difusión del cambio técnico en la agricultura.Córdoba,1780-1870”, continuaría un año después con “Política y fomento en la Andalucía liberal.Agustín Álvarez de Sotomayor Domínguez (Málaga 1793-Puente Genil 1855), ambos dados a la imprenta en el momento más fecundo de su actividad investigadora, que culmina con este “Hacendados, labradores y agrónomos en el marco de la Administración agraria.Córdoba 1847-1885” que la Diputación Provincial ha tenido a bien publicar este año dentro de la colección Biblioteca Nueva.
   Los tres libros mantienen un fuerte nexo de unión, pues son como diferentes tomos de una magna obra y por lo tanto creo que a la hora de hablar de ellos, lo mejor es comenzar por la dedicatoria del primero:
    “ A la memoria de mi padre, labrador por su mano”.
 Pienso que en buena parte estos libros fueron pensados aquí en Carcabuey, entre los riscos de las serranías y entre los olivares. Hay además en Antonio una clara intención de dotar a suis libros de un contenido didáctico y así en la introducción del que hoy presentamos, comienza con una reflexión sobre el papel que en estos momentos actuales tienen las decisiones de las administraciones agrarias, las de la UE, las del Estado, las Diputaciones y los Municipios en las prácticas que deben seguirse en las explotaciones agroganaderas para mantener la biodiversidad y la riqueza de los ecosistemas. Desde la investigación de lo que ocurrió en un pasado no tan lejano, Antonio quiso dar respuesta a un mundo rural que sufre en sus carnes la crisis del modelo económico capitalista.
    Y sin embargo él creía que la respuesta estaba en volver a la tierra, era como uno de aquellos ilustrados de fines del XVIII y comienzos del XIX que buscaban en la aclimatación de plantas foráneas, en los experimentos botánicos, en la racionalización de las prácticas agroganaderas una respuesta .
   Antonio era además un convencido partidario de la economía social, del cooperativismo. Recuerdo las conversaciones con él sobre esta cuestión y como siguió con interés la realización de un libro  que hicimos entre varios miembros de mi familia sobre una cooperativa cordobesa a la que estamos vinculados.
     Comprendemos pues que el motivo central de sus libros fuese la Agronomía así como el análisis de los planteamientos administrativos de las instituciones publicas  sobre el Sector Primario, haciéndolo en un recorrido paralelo al estudio de los principales avatares políticos y sociales  del convulso siglo XIX español. Así ha establecido un modelo de estudio sobre el tema .
      El libro en sí, está estructurado en dos partes, una primera dedicada a la administración agraria, en la que analiza el paso que se da desde ser un mero espacio de representación de los propietarios (los hacendados) hasta convertirse en un instrumento de intervención de los ingenieros agrónomos. En un primer capítulo analiza la organización de la administración agraria en España hasta 1885 , marco en el que surge la Junta Provincial de Agricultura de Córdoba, constituía en 1848, que experimentó diversos vaivenes al socaire de los cambios políticos. Progresivamente los ingenieros agrónomos fueron tomando protagonismo, especialmente destaca el papel desempeñado por don José Mª Rodríguez García desde su cátedra de Agricultura del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Córdoba-enlazando así con su primer libro donde dedicó jugosas páginas al tema de la enseñanza profesional agrícola como palanca del cambio técnico-Junto con este profesor, la otra gran figura de los ingenieros que estudia Antonio es la de don Juan de Dios de la Puente y Rocha. Precísamente la segunda parte del libro está dedicada a lo que el llama “Materiales”, dando a conocer textos de la época y uno de los más significativos es la Memoria sobre el Estado actual de la Agricultura, industria rural y ganadería en la provincia de Córdoba, redactado por este ingeniero en 1875 y en la que hace una completa descrpción de lña geografía agraria provincial:el medio físico, las comunicaciones , los cultivos típicos de la trilogía mediterránea, las principales plagas y formas de combatirla, los métodos de laboreo del campo, la transformación en productos agroindustriales, la sericicultura, la apicultura, la ganadería,etc.
       No es la única memoria que Antonio seleccionó con buen criterio para esta antología de textos sobre agronomía cordobesa,  destacan también los informes que don Agustín Álvarez de Sotomayor realizó para la Junta Provincial de Agricultura en 1845-se trata del personaje al que dedicó su segundo libro, una modélica biografía de este político pontanés, analizando pormenorizadamente tanto sus escritos como sus actividades políticas, pues fue protagonista de acontecimentos como  la proclamación de la Junta Suprema de las Andalucías de 1835, cuyo epicentro estuvo en mi ciudad natal, Andújar, y a la que Álvarez de Sotomayor acudió como representante de la junta cordobesa en lo que fue un claro intento de afianzar la revolución burguesa en España volviendo de nuevo a la senda iniciada con la Constitución de 1812.Precísamente yo he sido alumno del profesor Juan Machado, que ha estudiado el tema. Puse en contacto a ambos historiadores, iniciando un diálogo fructífero que no duró más pues ambas fallecieron inesperadamente por las mismas fechas. Gracias al libro de Antonio se abrían nuevas hipótesis acerca del movimiento juntero andaluz y es que el caso de Álvarez de Sotomayor nos muestra como algunos de estos junteros quisieron olvidar sus veleidades revolucionarias y evolucionaron hacia otros planteamientos llegando incluso a formar parte del aparato político de la reina Isabel II, por ejemplo en este caso concreto desempeñando puestos como el de Jefe Político de Jaén entre 1840-1842. A este tema dedicó Antonio un estudio que publicó en el Boletín del Instituto de Estudios Giennenses y  me encargo de distribuir entre mis colegas y  de Jaén interesados las separatas de la publicación, pues él no pensaba en sus publicaciones para engrasar un curriculum, sino para que fueran útiles..
     Igualmente puse en contacto a Antonio con el núcleo de historiadores gaditanos intereresados por el tema, pues yo venía de una estancia de quince años como profesor en esas tierras, y Antonio tenía noticias de estudios sobre el Jardín Botánico de la Paz creado por Godoy o en Sanlúcar o de la vinatería jerezana.Le conseguí los libros publicados y él me dio la tarea de distribuir ejemplares de los suyos.
    Esta era mi relación con Antonio. Nos veíamos en el CEP, también nos visitabamos en nuestras vecinas casas  o quedabamos en una taberna de Puerta Nueva, el 6, donde al calor de un medio de vino fraguabamos proyectos, como un curso sobre Historia del Tiempo Presente que luego yo llevé a cabo y que dediqué a su memoria.
    Cuando nuestro común amigo, el catedrático de la Universidad cordobesa, don Antonio Barragán, me telefoneó para darme la noticia de la muerte de Antonio, no me cogió por sorpresa pues conocía su declive, aunque a veces se abría un rayo de esperanza. Me acuerdo ahora de cuando me lo encontré pleno de optimismo en un acto electoral de las Elecciones Municipales de 2007  en la Corredera cordobesa, allí nos dimos un abrazo y quedamos en volver a vernos, aunque ya no fue posible .En el Diario Córdoba publiqué una nota a modo de necrológica que Margarita ha querido ahora que aparezca en el inicio de este libro.
     Pero Antonio , por supuesto que está vivo en sus libros y en todas y cada uno de ustedes , sus paisanos, que han demostrado con su presencia aquí la admiración y el afecto hacia Antonio Luque Ballesteros, un historiador como la copa de un pino, quien como su padre, fue también a su manera “un labrador por su mano”.


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