Joyas de biblioteca
Por Manuel Toribio
En 1984, recién aprobadas las Oposiciones para Profesor Agregado de Bachillerato, fui destinado al IES Pedro Muñoz Seca de El Puerto de Santa María, donde tuve la fortuna de poder trabajar, así como gozar de su amistad, con el Catedrático D.Enrique Bartolomé, quien nada más llegar y viendo como en seguida me interesó la historia y el patrimonio de esa bella ciudad gaditana, la que aún hoy añoro y donde me hubiera gustado vivir más tiempo, me regaló un ejemplar de “Historia del Puerto de Santa María desde su incorporación a los dominios cristianos en 1259 hasta el año 1800” publicada en 1943, de la que ara autor don Hipólito Sancho
Estas obras tienen un enorme mérito, los historiadores locales llenaron el gran vacío que se produjo en la historiografía española de posguerra, realizando una especie de travesía del desierto. En otras ciudades , en las que he vivido, el fenómeno se repite: mi Andújar natal y Carlos de Torres Laguna, Sanlúcar de Barrameda y Pedro Barbadillo Delgado- a cuya trayectoria biográfica y producción historiográfica dediqué un trabajo con motivo de la segunda edición de su “Historia medieval de Sanlúcar de Barrameda”-pero en ambos casos hay un doble matiz que los diferencia, pues la obra de don Hipólito no tiene la carga ideológica de la que adolecen los dos autores citados( con una visión demasiada sesgada por sus simpatías franquistas)y además , en el caso portuense, hay una mayor formación profesional de historiador y una mayor riqueza de fuentes documentales consultadas.
En su momento, lo comente con Enrique y en una de las numerosas cartas que me envió y que fortuna he podido recuperar, me decía:
“ Sí, naturalmente conocí a D.Hipólito Sancho, con quien paseé y tomé café en numerosas ocasiones. Era persona sencilla, que vivía modestamente con sus hermanas, una de las cuales-Lourdes-vive todavía. Era de pocas palabras y entonces, años cincuenta y tantos y primeros de los sesenta estaba dedicado a temas de Jerez( familias nobiliarias, antiguas iglesia, conventos y cofradías). Combinaba un pensamiento tradicional, por lo que se refiere al amor al pasado con un cierto liberalismo o tolerancia muy propio de los eruditos locales de su época. La investigación histórica en el Puerto en aquellos años, puede decirse que apenas existía. Solamente él se dedicaba a ello y algún que otro curioso forastero que venía a buscar datos sobre antecedentes familiares. Hay que admitir que el Archivo tampoco reunía condiciones para muchas búsquedas. Estaba muy desordenado y quienes estaban a su cargo no tenían ni el conocimiento ni el celo que tiene Buhigas. Puede decirse que ha sido él el que ha facilitado la tarea a todos.”
Valgan estas líneas como un reconocimiento a la obra de Sancho, entonando un mea culpa por si en alguna ocasión no lo traté como se merecía, pues en mi osadía critiqué la labor de recuperación que hizo del Castillo de San Marcos y sin embargo, gracias a hombres como Sancho y Bartolomé, se ha podido conocer nuestra historia.
En el año 2006, se publicaría una nueva edición del mismo, dentro de la colección FUENTES PARA LA HISTORIA DE CADIZ con un estudio introductorio de Manuel González Jiménez y Juan José Iglesias.
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